Un gran compositor del siglo XVIII
La edición de hoy de Heraldo de Aragón comenta en una de sus páginas culturales la recuperación en la catedral de Oviedo de la música olvidada del compositor aragonés Joaquín Lázaro. Me ha sorprendido, al leer su breve biografía, que nació en Aliaga (Teruel) en 1746, que fue infante del Pilar, que se ordenó sacerdote en Zaragoza, que estuvo en Oviedo durante cinco años y que murió prematuramente, con apenas 40 años.
Es una buena noticia para la música sacra aragonesa que María Sanhuesa, profesora de Musicología de la Universidad de Oviedo, ha recuperado obras casi olvidadas del compositor turolense y ha hecho posible que el grupo Forma Antiqva incorpore la obra de Lázaro a su repertorio. Opina María, cuya familia proviene de Tronchón: "Es un compositor muy interesante. Su música es muy dramática y contrastada; muy teatral: expresa el texto y está llena de contrastes".
No sé cuántos aragoneses, turolenses y aliaguinos habrán oído hablar de Joaquín Lázaro. Para todos ellos, esta semblanza de la Enciclopedia Aragonesa como recordatorio y como homenaje a este vecino de Aliaga:
(Aliaga, T., 1746 - Mondoñedo, Lugo, 3-IX-1786). Compositor de música sacra aragonés. No sabemos dónde ni de quién recibió su formación musical. Sin duda fue «infante» o niño de coro en alguna catedral, colegiata o iglesia aragonesa. Quizá estudiara incluso en la misma Seo de Zaragoza o en la basílica del Pilar. Lo cierto es que fue nombrado por oposición maestro de capilla de este último templo el 4-V-1771, sustituyendo a Cayetano Echevarría. Tenía entonces veinticinco años de edad y debía de ser a la sazón un músico muy bien formado y del todo cumplido.
Ordenado sacerdote a finales de 1772, recibió el título de racionero el 27 de enero del año siguiente. Pero ya se encontraba bastante quebrantado de salud y tuvo que salir de la capital para «tomar ayres». Cayó de nuevo enfermo en 1774 y 1776. Es evidente que el magisterio del Pilar, con la dirección e instrucción de los «infantes», las importantes funciones litúrgicas y las grandes solemnidades de la prestigiosa basílica, se le hizo cada día más difícil de llevar, por su poca salud. Decidió renunciar «por la tranquilidad de su ánimo y menos trabajo que tendría en el nuevo destino», aunque declaró sentir mucho ausentarse del Pilar, donde le sustituyó Manuel Álvarez. Aceptó entonces el magisterio de la catedral de Mondoñedo, que le fue concedido «sin pretensión suya» a finales de 1777. Después en marzo de 1780, opositó al magisterio de la catedral de Ávila, pero luego se enteró de la vacante de Oviedo, a raíz de la muerte de Pedro Furió, y, retirándose de la oposición abulense, se presentó a la de la capital de Asturias, que ganó en octubre. Más tarde, durante el verano de 1786, volvió a Mondoñedo para pasar una temporada de vacaciones y restablecer su quebrantada salud. Su estado empeoró sin embargo y el desdichado músico falleció, todavía bastante joven (a los cuarenta años de edad), siendo sepultado en la misma catedral mindoniense.
Compositor inspirado y fecundo, nos ha dejado muchas obras religiosas muy notables y a veces de gran extensión. Puede ser considerado como uno de los más eminentes maestros españoles de la segunda mitad del s. xviii. Casi toda su producción se conserva en el archivo musical de la catedral de Oviedo, ya que él mismo, por su testamento, había legado sus obras al cabildo ovetense. Otras composiciones suyas se encuentran en la catedral de Mondoñedo y en la de Jaca. Por fin, un salmo suyo figura también en el Archivo musical del monasterio de Montserrat. Añadamos que una colección de Divertimenti Musicaly del presbítero parmesano Girolamo Sertori, de 1758, contiene la Tersa (sic) Obertura con Violine, Viola, Corni, Oboesi E Basso Del Sigr. Joaquino L., quien debe de ser nuestro artista aragonés, el cual contaba sólo doce años de edad en 1758. Hubiera manifestado entonces una extraordinaria precocidad, lo que podría explicar su enorme producción ulterior.
(Encontrado en josemarco.blogia.com el 29-5-2.012)
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