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Incendios forestales

EL FUTURO DE LOS MONTES. INCENDIOS FORESTALES EN LA PROVINCIA DE TERUEL (III)

 

Necesidad de

concienciación

escolar

JULIA ESCORIHUELA*

C

uando un monte se quema algo tuyo

se quema”. Esta frase la hemos escuchado

tantas veces que pasa desapercibida,

y no se le da el valor que tiene.

El monte, sea privado o público, hay

que cuidarlo como si fuera de uno

mismo, y no sólo utilizarlo para la caza,

recogida micológica o excursiones y paseos.

Hace más de cuatro décadas había muy pocos

incendios. Se utilizaban todos los recursos: los árboles

de mayor tamaño, para la construcción; los

más pequeños y los arbustos, para hornos, estufas

y fuego de chimenea.Además del aprovechamiento

de los recursos del monte, estaban los animales:

estos son los mejores cortafuegos. En el medio rural,

en casi todas las casas había animales, tanto

para ayudar en las labores agrícolas como para

proporcionar alimento. Estos animales consumían

la vegetación del monte y de las proximidades de

las viviendas. En estas condiciones, con el monte

limpio de arbustos y ramaje, era difícil que un incendio

surgiese. También se daban incendios planeados,

que se realizaban muy cuidadosamente para

que ocurriesen en las condiciones apropiadas

(temperatura, humedad, época del año y viento) y

produjesen los resultados deseados (como reducir

el combustible, eliminar especies de plantas indeseadas,

estimular el nuevo crecimiento, y mejorar

la calidad de los pastos al quemar determinadas especies

de matorral). Con el abandono del campo,

los incendios nos están demostrando que algo estamos

haciendo mal.

En Teruel, los incendios del verano pasado, han

quemado en algunos municipios más del 60% de

los pastos. Éste era el alimento de las ovejas, que

ahora se han encontrado sin él. Este hecho dificulta

la viabilidad de las explotaciones ganaderas, ya

que tener que comprar forraje y cereal para suplir

los pastos supone un incremento en los gastos que

deben asumir los propietarios, porque los incendios

no se consideran un perjuicio indemnizable

con cargo a las ayudas de la P.A.C.

Estos incendios, sus causas y consecuencias llevan

a la reflexión, no sólo a adultos, sino también

a adolescentes y niños.Al preguntar a estos últimos,

aparecen testimonios que muestran verdaderamente

una preocupación por el futuro de sus

montes, y lo que supondrá para ellos el día de mañana.

No sólo les preocupan los animales que han sido

calcinados; también están preocupados por los posibles

problemas de salud que ellos mismos podrán

tener si desaparecen estas masas de árboles.

Igualmente, están preocupados al ver que tanta

tecnología de la que están rodeados no impide que

cada año se quemen más hectáreas de monte. Pero

sus reflexiones van más allá: se preguntan sobre

qué herencia vamos a dejarles, y qué tipos de árboles

tendrían que replantarse para que no ardieran

tan fácilmente como lo han hecho “estos pinos”.

Y es que, según ellos “nos creemos que vamos

a dominar el mundo y en dos días nos quedamos

sin monte”.

En abril se realizó una excursión por la zona

afectada entre Ejulve yAliaga, y lo más interesante

de ello es que iban niños y adolescentes, para

realizar un recorrido de más de 15 Km. Es de valorar

y felicitar el esfuerzo y el interés por “sus

montes”: ellos son los futuros gestores de nuestro

legado.

En España, desde los años 70 se llevan realizando

campañas sobre prevención de incendios muy

efectivas, dirigidas a todos los públicos. De hecho,

en Teruel, la mayor parte de los incendios (53.4%)

no son provocados por el hombre (ya sean por negligencias

o intencionados), sino que son producidos

por rayos.

Sin embargo, en los nuevos planes y programas

de educación primaria y secundaria, escasamente

aparecen textos de agricultura, ganadería e incendios.

Son tan necesarios los nuevos estudios como

la sabiduría de nuestros antepasados referente a la

gestión del medio natural. Es tan importante y

necesario un agricultor–ganadero, como una persona

con título universitario en cualquier rama. Si

desde niños adquieren formación sobre naturaleza,

su gestión y la necesidad de implicarse en su

conservación, todo este conocimiento lo pondrán

en práctica cuando sean los profesionales del día

de mañana.

Este abandono del campo, antes mencionado, y

la necesidad de concienciación en las nuevas generaciones

hacen que sean necesarios nuevos métodos

de impacto mediático. Es particularmente

necesaria una concienciación especial para escolares,

realizar campañas sobre prevención de incendios

y cuidado de los montes con algún método

novedoso y atractivo. Un ejemplo, Smokey Bear,

el oso de color marrón y pantalones vaqueros que

conocemos el día de hoy, es la imagen de una de

las campañas estadounidense de servicio público

más exitosas de todos los tiempos. USDAForest

Service, la agencia nacional a cargo de la conservación

forestal, decidió invitar al público infantil a

participar en la lucha de prevención de incendios

forestales. La difusión de ese mensaje es lo que ha

hecho de Smokey Bear un oso tan especial. Este

oso les dice a los niños (y nos dice a todos): "Sólo

tú puedes prevenir los incendios forestales”.

*Colectivo Sollavientos

(Encontrado en el Diario de Teruel - 14-6-2.010)

 

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